
Sinopsis
Le he escuchado a más de una persona decir que el Pastel de Chucho no es un invento de Rubén Santiago, y cada vez que lo escucho me alegro aún más por este cocinero que admiro tanto. Pocos, muy poco cocineros del mundo pueden sentirse en vida ligados a un plato popular. De los cocineros –y su efímero andar- queda la palabra “legado” como fe de vida habida y gozada, pero rara vez un plato. De allí que el hecho de que alguien niegue la voz mayoritaria que afirma que Rubén fue el primero en convertir el popular Cuajao Oriental de Chucho en un pastel, ya es bastante impresionante.
Muchas personas pueden recordar como sus madres mezclaban huevo con guiso de Chucho en casa, ninguna puede afirmar que antes de 1988) año de la primera publicación de la receta del restaurante de Rubén), se hiciera a modo del pastel gratinado con queso. Hoy el pastel de Chucho es prácticamente parte fundamental de la marca país, y probablemente el plato popular más versionado por la novel camada de cocinero, que buscan conformar un movimiento de alta cocina desde nuestros cimientos.
En sus manos, lectoras y lectores, se abren a partir de ahora sofritos que son voces. Las voces de Dorina , Chica Guerra, Chona y Cachicato
Pocos, muy pocos cocineros del mundo, pueden sentirse en vida ligados a un plato popular como Rubén Santiago”, nos dice Sumito Estévez sobre el autor de este libro. Rubén Santiago es un chef que se caracteriza por la tradición, y no por cualquiera sino por la neoespartana, a la que le dedica el libro. Un texto que es esencial para todo aquel que quiera acercarse a la gastronomía margariteña.
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